El Real Madrid se regaló una victoria fácil, un lujo que no se daba desde hace semanas. José Mourinho revolucionó el once y, esa vez, el experimento salió a la perfección: Kaká, una de las novedades, abrió el marcador y lo cerró Adebayor, que dejó en el banco a Benzema. Entre el suelo y el cielo, Cristiano volvió a aportar la mampostería. Dos goles el día después de su 26º cumpleaños, adiós a la falta de puntería y el Madrid que sigue ahí. Cumpliendo, a la espera de tiempos mejores.
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