17 abr 2011

El City tumba al United

El Manchester City peleará por la FA Cup. Los 'citizens' se meten en la final al imponerse en Wembley a sus vecinos del United y lucharán por el trofeo de clubes más antiguo del mundo después de 35 años sin levantar ningún título. Touré y su gol, el único del encuentro, fueron lo más sobresaliente de cuanto aconteció sobre el césped, en el que también destacó Scholes, aunque por una entrada criminal que le costó la expulsión. La fiesta estuvo en las gradas, donde la alegría se vistió de azul.
El trofeo del KO por antonomasia no entiende de especulaciones y el United acabó pagando la suya. Ferguson y Mancini plantearon un encuentro rácano. La idea de no caer eliminados en la semifinal se impuso a las ganas de volver a Wembley el próximo 14 de mayo a pelear por el trofeo.
Los máximos artilleros de ambos conjuntos no podían ser de la partida. Rooney, por sanción, y Tévez, lesionado. Así las cosas, se esperaba que, al menos, el 'Chicharito' Hernández acompañase a Berbatov en el ataque de los diablos rojos. No fue así. El mexicano vio más de medio partido desde el banquillo. A pocos metros, en el otro banco, el bosnio Dzeko, sacrificado por Mancini en beneficio de Balotelli. Un delantero en cada once y mucha precaución.
En las gradas, por contra, todo lo contrario. Los 90.000 hinchas que abarrotaban Wembley no reservaron nada. Los del City, mucho menos acostumbrados a estas lides, quizás aprovecharon esa circunstancia para dar el primer empujón a su equipo, que salió atenazado.
El United tenía la medida cogida a los 'citizens'. Los tres últimos derbis, que cayeron del lado de los de Ferguson, pesaban en el juego de los de celeste. Aunque si existía alguna circunstancia que empequeñeciese al 'Sky Blue' había que buscarla mucho más atrás en la Historia.
'Unidos por la geografía, separados por el éxito', así reza una vieja pancarta de los hooligans del United, que la utilizan en cada derbi para recordar a sus vecinos qué equipo es el grande de la ciudad de East Midlands.
Al City le costó media hora sacudirse ese complejo histórico. Un disparo de Barry desembotelló a su equipo y le dio un respiro que le permitió llegar con empate al descanso. Antes, Berbatov había dispuesto de dos ocasiones clarísimas para adelantar a los suyos. Hart, enorme durante todo el partido, sacó primero un mano a mano con el búlgaro. El rechace cayó en los pies de Nani, que dio la segunda oportunidad a Berbatov con un centro raso desde la izquierda, pero el delantero no acertó. Mandó el esférico por encima del travesaño desde dentro del área pequeña.
El centro del campo del United llevó el peso del juego durante la mayor parte del primer tiempo. No era un dominio claro, sin embargo, ya que el fútbol no se fraguaba en esa zona. Los defensas circulaban en exceso el balón atrás y el cuero volaba de área a área en busca de algún delantero que lo controlase.
Imperial Touré
Yaya Touré no había encontrado aún su espacio, pero comenzó a fabricárselo en las postrimerías del primer acto. Una de sus características arrancadas terminó en córner y, a la salida del saque de esquina, Kompany estuvo a punto de poner en la escuadra el balón con un disparo cargado de intención desde la frontal.
Había despertado la bestia. El descanso no pudo impedirlo. Así, tras otros cinco minutos de tanteo. Touré interceptó un pase de Carrick e irrumpió por el centro en el área del United. Dejó en el camino a Vidic con un quiebro hacia la derecha y cruzó el esférico con tranquilidad ante la salida de Van der Sar.
El gol sería a la postre un premio más que merecido para el marfileño que, más aún desde entonces, fue un coloso. Se fajó e hizo suya la parcela central. Pero es que también creó las ocasiones más peligrosas de su equipo en la segunda mitad. Imponente. Dueño y señor del partido.
Scholes, desaparecido durante todo el encuentro, pagó su frustración con el primero que pasó. Le tocó a Zabaleta. El resultado: el argentino, a la banda para ser atendido; y el inglés, a la ducha antes de tiempo por clavarle los tacos en el muslo a su rival. Imperdonable lo del veterano centrocampista, que se borró del partido cuando su equipo más lo necesitaba.
Sin capacidad de reacción
Aún quedaban 20 minutos. Por detrás en el marcador, se acordó Ferguson del 'Chicharito', pero la expulsión de Scholes dejó solo al mexicano en punta. Berbatov fue sustituido por Anderson, aunque las ideas no llegaban al medio campo de los diablos rojos. Se les moría el partido.
Ni siquiera espoleados por un templo del fútbol a rebosar puede hablarse de "más corazón que cabeza" o tópicos por el estilo. El United veía cómo se esfumaba la posibilidad del triplete. Sin embargo, sigue quedándoles grande la palabra 'corazón'. Sus intentos de igualar la contienda fueron demasiado pobres. Se limitaron a colgar algún que otro balón. Nunca creyeron realmente en el empate y la FA Cup no les perdonó su falta de convicción y ambición.

Medio Wembley estalló tras el pitido final. La mitad celeste. Ningún aficionado del City se acordó de la ingente cantidad de millones que los dueños del club han dilapidado para armar un equipo irregular como pocos. El fútbol le debía una alegría a esa afición. Nada importaba ahora, sólo que los 'citizens' lucharán 35 años después por levantar un trofeo y que la frontera del éxito separa desde hoy un poquito menos al United de su rival en la ciudad.

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