Danger Close ha mostrado durante la Gamescom de Colonia un multijugador intimista e intimidatorio, uno en el que estarás más cerca de tu enemigo que nunca y donde la posición y la previsión antes del enfrentamiento lo es todo. Diferenciarse de esta forma asegura a Warfighter tener más posibilidades de éxito, más aún en un año tan complicado como este, en el que las ofertas de este tipo de juegos están al borde de la saturación del mercado.
Por mucho que un juego intente mostrar novedades que le diferencien del género, lo importante en un shooter multijugador sigue siendo la satisfacción de ser más rápido, más inteligente y tener más sangre fría que el rival. En Warfighter cada grupo de operaciones especiales de un país tiene unas propiedades especiales que lo hacen único, sí, pero lo que más nos llamó la atención una vez dispuestos en el campo de batalla fueron la grandes posibilidades que ofrecían sus mapas y su planteamiento, totalmente alejado de músicas y ruidos de fondo estrepitosos que no nos dejaran concentrarnos en acechar al rival y cumplir nuestro objetivo.
Cazador cazado
El modo de juego elegido para la ocasión era capturar la bandera en las ruinas de Kabul, un escenario en el que una serie de edificios ruinosos hacían las veces de laberinto mortal, y donde tenías que andarte con cien ojos, sobre todo si decidías realizar la táctica en solitario. Cada pequeño gesto de impaciencia deja constancia en el juego, con unos pasos que se oyen mucho más que en cualquier otro multijugador que hayamos probado. Cubrir bien las esquinas es tan importante como siempre suelen remarcarnos los NPCs en las campañas para un solo jugador.
Con toda esta puesta en escena, lograr robar la bandera y llevarla a tu territorio se convierte en toda una odisea. El modo Dominación es uno de los favoritos de todos los aficionados, ya que es muy rápido, pero a su vez tiene el peligro y la gran tensión de la muerte permanente, que no te permite regenerarte hasta el siguiente turno de la partida.
En nuestras partidas los defensores no dudaban ni un segundo en mantenerse bien parapetados, lo cual exige una gran coordinación como atacantes para poder lograr el objetivo. Esto, que parece teoría básica de primer año de cualquier modo multijugador, da la sensación de haber ido desvirtuándose a lo largo de infinidad de shooters, en pos de un sistema de juego más rápido y visceral. Lo bueno de Medal of Honor es que vuelve a estos orígenes del ratón y el gato con mucho estilo y sin perder ni un ápice de ritmo. Aquí se trata de tener una estrategia clara antes de avanzar un paso más y, si es posible, avanzar formando una batida hasta detectar los puntos flojos del rival, hablando con los compañeros de equipo en todo momento para tener más información, y reagrupándose en el caso de que se pierda a la mitad del escuadrón.
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