Les puedo dar pistas sobre quién era el principal favorito: lleva el 4, es el capitán de su equipo en Inglaterra, en la selección española le llaman empanao y se fue de su club de toda la vida siendo poco más que un niño nada más firmar un Mundial sub 17 como para no dejarle escapar ni a tiros. Desde que le dio calabazas definitivamente, el madridismo se repite diversas cantinelas a modo de mantra: que en el Barça chuparía banquillo, que en realidad no es tan bueno... De ilusión también se vive, pero sí hay una realidad y es preocupante: todo parecía a favor para que Cesc Fábregas se convirtiera en jugador azulgrana el verano pasado y no sucedió. Culpables, hay muchos. La supuesta y necesaria rebeldía del chico con el Arsenal fue más bien un 'por favor, señor'. El mítico Wenger se comprometió a darle una solución y al final se rumorea que le regaló un bote de líquido para las lentillas. Mientras, en Barcelona la Junta saliente dejó la caja tiritando y la entrante no dio con una fórmula imaginativa (en Qatar no cogían el teléfono entonces, por lo que se ve) para financiar su llegada. Por eso ahora se ficha a Afellay, el centrocampista que faltaba. Es joven, capitán de su equipo en Holanda, estaba de rebajas y Txiki no ha tenido nada que ver en la operación, que sepamos. Todo eso son puntos a su favor y si encima sale bien porque resulta que es lo suficientemente bueno como para aportar algo a este equipo virtuoso y supersónico, pues fichajón. Pero para mí, de momento, es la imagen de un fracaso. El del verano pasado.
P.D.: Con la llegada de Afellay, parece que Thiago se ha quedado sin ficha del primer equipo. No tendría que suponer un revés para el chaval. Ya está muy integrado en la disciplina de entrenamientos de los mayores y aparece habitualmente en las convocatorias. No hay razón para pensar que su situación vaya a cambiar mucho. Le conviene tener paciencia.
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