2011 será recordado como el año del Levante... y de Sergio Ballesteros. El capitán granota está viviendo la tercera o cuarta juventud en el conjunto granota. Llegó en verano de 2008, con 33 años y tras verse desahuciado del Mallorca, y ahora es la estrella. Intocable tanto para Luis García como para Juan Ignacio, Ballesteros muestra una solvencia y sobre todo una regularidad impropia de un jugador al que se le presupone en el ocaso de su carrera.
Parece que este año se ha tomado el elixir de la eterna juventud porque no desfallece. Está en su mejor momento.
Ballesteros, simplemente, lo juega todo. Cierra el año natural tras haber disputado 35 partidos sobre 38 posibles, lo que le convierte en uno de los veteranos que más juega en Primera división. Sólo el mediocentro de Osasuna, Patxi Puñal, supera los minutos de Ballesteros en los últimos 12 meses. Sólo los diferencian 13 minutos.
El capitán rojillo ha disputado 3.146 minutos repartidos en 36 partidos de Liga, mientras que su homólogo granota ha acumulado 3.133 minutos repartidos en 35 jornadas. Parece que los dos abuelos tienen cuerda para rato.
El secreto de Ballesteros reside en la autorregulación. Entrena a su ritmo y los esfuerzos se dejan para los partidos. Así le ganó un sprint a Cristiano Ronaldo y así ha logrado sólo perderse tres partidos en el último año, la mayoría por sanción.
Una fórmula que le permite brillar en los exámenes médicos, sólo tiene colesterol. Si juega 25 partidos renovará. Para Ballesteros, eso es coser y cantar.
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