31 oct 2010

La Juve se reivindica con un Del Piero histórico

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RESULTADOS Y CLASIFICACIÓN
Así va el Calcio tras la novena jornada
La Juventus dio un golpe de autoridad en el Calcio y conquistó San Siro (1-2) a base de oficio y de los goles de Quagliarella y Del Piero, que anotó su gol 179 y se convirtió en el máximo goleador de la historia del conjunto turinés. Ibrahimovic recortó distancias pero el clásico ya tenía dueño...y protagonista: 'Pinturicchio' y su histórico tanto.
El marco y la estética hicieron justicia a lo que ha sido este futbolista para el club italiano: decisivo en un partido importante, elegante y preciso en la definición. Cuántos goles de este tipo habrán disfrutado los aficionados de la 'Vecchia Signora' con Del Piero...esta vez fue el 0-2 ante el Milan; un tanto con un precioso disparo con el exterior, su gol 179, la diana que le sitúa por delante de Giampero Boniperti, hasta ahora el máximo artillero de la historia de la Juve.
Pero más allá del detalle individual quedó la importancia del triunfo colectivo. Los de Luigi Del Neri llegaban deshauciados por más de uno y una derrota les convertiría en en carne de entierro por muchos. Pero la Juve ganó en San Siro, cinco temporadas después. Y lo hizo con bajas (Krasic, Iaquinta, Chiellini...) y con muchísimo oficio. Sin brillantez pero con efectividad.
Tuvo su oportunidad el uruguayo Martínez que, junto a De Ceglie, ocuparon los flancos para dejar a Del Piero y Quagliarella la función de finalización. En el Milan, sin Ronie, Robinho ocupó la zona de enganche y Boateng dejó a Seedorf en el banquillo.
Las sensaciones que daban cierto favoritismo a los 'rossoneros' se confirmaron en los primeros compases. Los de Allegri tomaron el mando e Ibrahimovic avisó a los ocho minutos con un disparo al larguero. Aún así, se veía a la Juve demasiado cómoda como para estar en San Siro frente a un Milan mandón.
Era más la intención que la amenaza real, reflexión que se puso de relieve con el paso de los minutos. Este Milan no asusta, se le ve venir y tiene más nombre que otra cosa. A la Juve le bastó con cierto rigor táctico y mordiente arriba. Con dos zarpazos liquidó el partido. El primero, en el minuto 24, lo asestó Quagliarella con un precioso cabezazo. Como es el napolitano, silencioso, trabajador y tremendamente efectivo.
Todo lo contrario que Robinho, empeñado siempre en lo más difícil y perdido entre líneas. Sólo las apariciones de Ibra en la zona de influencia mantenían la esperanza. El sueco volvería a avisar antes del descanso.
Fueron fuegos de artificio que se apagaron en el segundo acto. El choque se trabó, perdió frescura y ni la improvisación de Pepe como lateral o la entrada de Seedorf e Inzaghi cambiaron el argumento. Del Piero puso el desenlace con un disparo cruzado a cinco minutos del final e Ibrahimovic dio algo de incertidumbre con su gol en los últimos instantes. La misma que adquiere este Scudetto, el más disputado de los últimos años.

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